domingo, 14 de diciembre de 2014

Soy un desastre, y menos mal.

Soy la mejor definición de desastre que vais a conocer, una bala perdida que no tiene remedio ni lugar. Soy esa promesa que me hice y nunca tuve el valor de cumplir. Soy todas esas canciones que tarareo cuando camino sola por la calle, y también las que grito cuando suenan a todo volumen en cualquier bar de turno. Soy esas copas de más que nunca debí tomar, pero es que a mi el alcohol me sienta muy de puta madre. Soy una jodida ruina que nadie se esforzó en reconstruir, y menos mal. Soy mi propia salvación desde que comprendí que escribir cura más que el ibuprofeno y ayuda casi tanto como una botella de vodka. Soy todo eso que aún me queda por leer.Soy todas esas cosas que finjo no desear y que me quitan el sueño. Soy las cosas por las que sonrió, por las que lloro; y sobre todo, soy todas las personas que quiero, eso no va a quitármelo nadie. Vale, lo repito: soy un desastre. Pero que orgullosa estoy de serlo. Y gracias a vosotros, soy un desastre hasta bonito.

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